jueves, 23 de diciembre de 2010

Drácula, de Bram Stoker

Aaah, los clásicos. Esta semana soy menos inculto que la anterior, pues por fin leí Drácula (1897), del irlandés Bram Stoker. Resultó interesantísimo leer en la contraportada que Stoker era reportero y que un caso de vampirismo que cubrió le despertó la imaginación para escribir este libro seminal, y que incluso tomó a sus amigos por sorpresa al escribir este libro.

Escrito astutamente en forma de varios diarios hilvanados, Drácula tiene muchas partes escalofriantes, sobre todo en la primera parte, mientras que en otras los protagonistas se reúnen para descifrar -cual detectives- los misterios del Conde, dirigidos por la experiencia de Abraham Van Helsing y la intuición de Mina Harker.

Qué se puede decir de un clásico como éste que no se haya dicho ya. Solamente recalcar que esta novela prácticamente creó las reglas de todo un subgénero que va más allá de la literatura y abarca todos los medios de entretenimientoy artísticos.

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