domingo, 31 de enero de 2010

Invictus

Clint Eastwood, como ya lo sabíamos, es un hombre sabio. O mejor dicho, muy listo. Al menos lo es para complacer a la crítica y a las distintas academias y organizaciones que entregan los premios cinematográficos. Invictus (2009) no es la excepción.

Inteligentemente, Eastwood aprovecha la expectativa internacional por el mundial de la FIFA Sudáfrica 2010, para contarnos la historia del Mundial de Rugby de 1995, donde el mismo país era sede de un evento deportivo de tal envergadura.

Sin embargo, la historia de este Mundial fue en particular emotiva, puesto que la realidad histórica y social de aquel país necesitaba una victoria que los unificara como pueblo y como nación. Y si a esto le agregamos una figura histórica de la estatura de Nelson Mandela, nos da como resultado una historia real cien por ciento cinematográfica.

Es precisamente la inclusión de Mandela el mayor mérito de la cinta, evitando que ésta se convierta en una historia más de una victoria deportiva. De manera poética (literalmente), Mandela utiliza al capitán de la selección François Pienaar para inspirar a su equipo, mientras el país sigue luchando por acostumbrarse a su nueva realidad: el final del apartheid y todo lo que esto conlleva para una nueva relación de poderes y entre razas.

Morgan Freeman cumple con un gran trabajo representando a un hombre con una gran labor que tiene que asumir después de muchos años de sufrimiento, poniendo siempre por delante el bien de su nación, aunque esa unidimensionalidad de un hombre perfecto termina por cansar en el transcurso del filme.

Matt Damon también cumple con creces como el capitán del equipo sudafricano: un hombre ajeno a la política, pero que de repente tiene en sus manos la responsabilidad de cargar con la moral de todo un país, tarea que asume con entereza. También destaca su transformación física para hacer más creíble su interpretación de un jugador profesional de rugby.

Y si bien en general el largometraje deja un buen sabor de boca. Por momentos el director abusa del "mensaje" de unidad y armonía, sobre todo en la "reaccionitis" durante el partido final. Resulta agotador ver cómo reaccionan la secretaria de Mandela, sus tres guardaespaldas, la familia de Pienaar, el niño y los polis en la calle, la gente de la tiendita, la gente del bar, la familia negra, la familia blanca. Lo peor es que todos esos momentos son tan de película Hallmark que estoy seguro que será una cinta consentida de ese canal. Otra consecuencia negativa es que vuelve muy larga la segunda mitad.

Al final de cuentas, Invictus es una historia de inspiración y unidad, que por momentos exagera en el azúcar y en el romanticismo y quizás hasta en la manipulación.

Lo mejor de todo es que el relato de la cinta es algo que se ha repetido en la historia. Las victorias alemanas en los mundiales de futbol de 1954 y 1990 fueron revulsivos importantes para una nación que, en el primer caso, seguía tratando de cerrar las heridas de la postguerra; mientras que en 1990 buscaba unificarse apenas medio año después de la caída del Muro de Berlín. El Milagro de Berna (Das Wunder von Bern; 2003) es una excelente cinta sobre el campeonato del '54, y cuenta con un paralelismo sobresaliente: en la final, los alemanes vencieron a uno de los equipos más dominantes de la historia, la Hungría de Ferenck Puskas. Por otra parte, el campeonato de 1990 es recordado como contexto dentro de Adios A Lenin (Goodbye, Lenin!; 2003). Otro ejemplo, aunque hasta donde sé, no se ha hecho una cinta sobre el tema, es el título obtenido por Argentina en 1978, mientras vivian bajo el yugo de una de las dictaduras más cruentas del continente.

6 comentarios:

  1. Muy equilibrada y justa la crítica que haces. En verdad yo esperaba ver más del contexto social y menos del mérito deportivo...

    Pero supongo que es cuestión de gustos.

    Y sí, después de un rato de película, ya me dedicaba yo a mirar el reloj.

    D.

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  2. También me trajo recuerdos de mi viaje a Europa, en plena Copa del Mundo llevada a cabo en París =D

    Por eso mis fotos de la Torre Eiffel aparecen con el logo del Mundial, y recuerdo a las barras de fans en el metro parisino y leer sobre la copa en el tube londinense =D

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  3. Pues a mi me pareció una jotería bien dirigida...aunque me hizo chillar!

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  4. A mí me pareció que intentó mezclar demasiadas cosas y se notaba que era un encargo con cierto tipo de directrices.

    Técnicamente me parece muy buena, haciendo algunas apuestas en cuanto a planos bastante atrevida para lo que es Clint y la foto también muy buena, tanto por los paisajes de Sudáfrica como por cierta escena "nocturna".

    Por cierto, en realidad no hay un buen retrato ni político ni humano de Mandela, porque como político sólo se centra en su utilización como vehículo de unificación el Rugby pero de las medidas políticas, sociales y económicas no se habla en ningún momento, y sobre el apartado humano también falla porque se le presenta como un "semi-dios" sólo hacíendole humano con algunos clichés como "el hombre abandonado por su familia", "su familia es el pueblo de Sudáfrica", etc..

    Un saludo.

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  5. ¡Gracias por pasarte!

    Y sí, veo que coincides conmigo en la unidimensionalidad de Mandela, pero la frase que mencionas es para vomitarse, esa de "sí tengo familia, son x millones de sudafricanos" puaaaaj,jeje

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  6. La relación eta entre la paz y el deporte

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