lunes, 30 de noviembre de 2009

Decir adiós

Uy, no por nada esta cinta, Departures, cerró la 51a Muestra Internacional de Cine, y no por nada ganó el Oscar como mejor cinta extranjera este año. Y no por nada fue el único filme de la Muestra que arrancó el aplauso espontáneo del público.

Tal y como hiciera el maestro Alan Ball en la serie más extraordinaria del mundo, SIX FEET UNDER (sí, con mayúsculas), Departures (pésimamente traducida como Violines en el Cielo) se basa en la muerte vista como una oportunidad de que algo renazca, en especial las relaciones entre humanos.

Pero no sólo eso, también nos habla del destino y de cómo podemos encontrar nuestro camino aun cuando creamos que es demasiado tarde para volver a empezar. Nos habla de la fuerza de la sangre y nos habla de cómo seguir adelante aunque parezca que la vida nos ha dado un golpe mortal.

Todo esto nos lo cuenta de manera muy entretenida y divertida, aunque conforme avanza la cinta se vuelve más densa y en la sala de la Cineteca Nacional sólo se escuchaba a la gente llorar como magdalenas. A mí también me llegó en ciertos momentos.

Se agradece que la historia logre conmover al espectador pero por la fuerza y potencia de su historia humana, no por chantajes sentimentales artificiales como en La Vida es Bella. No, Departures va envolviendo y maravillando poco a poco al espectador hasta que al final no queda más que aplaudir una de las mejores cintas del año.

Sin embargo, tengo un problema con el final. No sé qué pensar de la decisión tomada por nuestro protagonista, y tampoco me decido si justo en ese momento cae por única vez en lo cursi. Basado en mi experiencia de vida, yo nunca hubiera hecho lo que Daigo, no hubiera perdonado ni tampoco asistido de ninguna manera. Quizás sea porque lo sentí muy cercano, pero creo que de todas maneras sigue siendo un error en el guión, pues si consideramos las escenas previas al final, se siente un poco forzado lo que hace Daigo y pareciera que tan sólo sirve para conducir a un final feliz.

Pequeño pecado en una cinta llena, repleta de virtudes y que estoy seguro que a nadie dejará indiferente. Por películas como esta la gente se enamora del cine.

2 comentarios:

  1. vi esta película y me encantó. Muy bueno lo que escribis

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  2. Me preguntaba, si es cursi ¿no es real? ¿A poco la gente no hace cosas cursis? Siempre que veo una película con una cursilada más falsa que perlas de río, se me eriza la piel, de repulsión y de deseo que trato de ocultar. Cuando me sale una cursilada natural, siento el escalofrío también, pero ahí lo que siento es satisfacción del protagonismo.

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