Con Shutter Island (2010), Martin Scorsese nos da la primera gran cinta del 2010. Junto a Leonardo DiCaprio (de nuevo, espectacular), adentra al público en un relato de misterio donde va entregando pequeñas piezas para completar el rompecabezas de lo que encierra Shutter Island.Y aunque estas piezas pueden ser demasiado obvias si se está prestando atención, esto no impide disfrutar de este ambiente de opresión creado por el director y el histrión.
Quizás las escenas oníricas serán lo que más recuerde el público en los años por venir, y es que en ellas Scorsese plasma una oscuridad digna incluso del mejor cine de horror psicológico. Y precisamente como no estamos acostumbrados a ver al director adentrándose en este género, él aprovecha para experimentar, jugar, divertirse e hipnotizar con una serie de imágenes y secuencias memorables más que nada, repito, por su carga psicológica y emocional. No esperen aquí los clásicos sustos para dar el brinco y ya, porque saldrán decepcionados.
Sin embargo, no todo es perfecto, la historia comienza a perder ritmo hacia la recta final, pero logra recuperarse (¡y de qué manera!) con un desenlace que... sólo puedo decir a los que esperamos tanto y tanto tiempo ver esta cinta, que disfruten el viaje a Shutter Island, pues Martin y Leonardo hicieron que valiera la pena esperar.

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