miércoles, 2 de diciembre de 2009

El placer de lo absurdo

No estoy seguro, pero me imagino que a Scrubs o lo amas o lo odias. Como imaginarán, a mí me encanta.

Me encanta el absurdo, lo ridículo, baboso, idiota, simplón. Pero Scrubs le da un nuevo enfoque a este humorismo, ya que dentro de tantas bromas siempre termina con alguna reflexión de vida, y casi siempre de manera conmovedora. Esta extraña combinación, reforzada por las extraordinarias actuaciones de un ensamble imposible, hace de la serie uno de los placeres de mi vida.

Ver este programa todas las noches, cerca de la hora de dormir, me hace pensar en las cosas buenas de la vida, me recuerda a mis amigos de la universidad y lo estúpidamente graciosos que somos juntos, en cómo podemos reírnos de cualquier pendejada hasta que nos duela el estómago.

O mejor dicho, me gusta porque con ella me puedo reír tan fácil como cuando estoy con ellos, y porque al final, gracias a alguna gran canción y un guión bien realizado, me hace pensar en las cosas importantes de la vida, como la alegría de contar con amigos de verdad con los cuales sabes que siempre te vas a reír de lo absurdo que es estar vivo.

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