sábado, 4 de septiembre de 2010

Oldboy, intensidad y estilo

"Ah, ¿Oldboy? Ya la vi cuatro veces". Yo también. Y no importó, la vimos otra vez. Y es que uno no puede tener suficiente de la que podría ser la obra maestra del cine asiático durante la década pasada.

Como pongo en el título de esta entrada, la coreana Oldboy (2003) puede ser definida en dos palabras: intensidad y estilo. La intensidad aportada por el espectacular guión con uno de los mejores desenlaces en la historia del cine, así como por la enorme y antológica actuación de Min-sik Choi como Oh Dae-Su, un hombre que fue encerrado durante 15 años sin saber porqué, y que al ser liberado le dan cinco días para descubrir las razones, así como la oportunidad de vengarse. El estilo lo pone Chan Wook-Park, quien se esfuerza por impactar o sorprender de alguna manera durante todas las secuencias; ya sea con las escenas del pulpo, de los dientes, la pelea en el pasillo, la de las tijeras, la de la escuela o el gran final.

No conozco a nadie que haya visto Oldboy y la haya olvidado, pues tiene esa característica, deja huella. En este caso, imborrable.

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