El secreto Campanella

Quizás no sea tanto un secreto sino un efecto, una sensibilidad que no se puede encontrar fácilmente, pero que Campanella la posee sin lugar a dudas.

En El Secreto de sus Ojos (2009), teje una historia que lo tiene todo: suspenso, acción, humor, misterio, drama, profundidad, inteligencia... complementado con una dirección que entra en los terrenos de la maestría. Como muestra, ese increíble y espectacular plano secuencia (aunque trucado) que comienza en un helicóptero y termina con uno de los nudos de la historia. Hasta ese momento, uno como espectador ya está convencido del gran ojo de Campanella para situarse en el lugar indicado y lograr encuadres casi poéticos, pero es después de ver ese plano secuencia a lo Alfonso Cuarón, que uno se convence y reconfirma cuánto ha crecido el director porteño.

Como en ocasiones anteriores, Ricardo Darín funge como el perfecto protagonista. Su naturalidad lo ha hecho uno de los actores latinos más entrañables de su generación, y en este filme podría estar regalándonos la mejor actuación de su carrera como un detective retirado que decide escribir la novela del caso que marcó su vida tanto a nivel profesional como personal de tal manera que veinticinco años después no puede olvidarlo. Mientras tanto, la otra mitad de esta historia es la romántica, tan bien llevada como el thriller, y que incluye tintes incluso de Casablanca (1942).

Escena a escena, sin intenciones de grandilocuencia, Campanella va construyendo su cinta mejor lograda con la naturalidad y humanidad que caracteriza sus historias, para culminar con lo que, desde ya, es un clásico del cine latinoamericano. Una obra maestra.