sábado, 10 de julio de 2010

The Incredibles

Desde sus inicios, Pixar ha tenido un éxito total. Para 2004 ya no tenía que demostrarle nada a nadie en cuanto a la calidad de sus producciones, y en ese año llegó Brad Bird con The Incredibles para subir la barra como nunca antes.

Vi esta película más que nada porque Bird había trabajado en una de las mejores épocas de The Simpsons, puesto que para ese entonces no había visto su debut como director en The Iron Giant (1999), pero sabía que había sido todo un éxito entre la crítica.

Sin embargo, Finding Nemo (2003) me había parecido de lo más flojo (y odioso) en la carrera del estudio, mientras que esta obra junto a Monsters Inc. (2002) parecían enfocarse más en el público infantil y en chistes fáciles.

Por ello, tenía sentimientos encontrados respecto a la sexta obra de los estudios Pixar. Por un lado el mal sabor de las dos obras previas, y por otro, a un veterano de The Simpsons que había hecho un trabajo fantástico durante su estancia en la serie, con una historia completamente original e interesante.

Dicho esto, es obvio que no esperaba que The Incredibles se convertiría en una de las películas favoritas de toda mi vida. No creí que lo tuviera todo, en una obra completamente post modernista que toma todas las influencias posibles del buen cine de acción, aventura y humor que se hayan hecho. Los Increíbles son James Bond, son Los Simpsons, son los X Men, son Los Cuatro Fantásticos, son Indiana Jones y son todo lo que uno podría esperar en una cinta del género, y realizada con muchísimo estilo, como nunca antes se había presentado en Pixar.

Y a pesar de ser una cinta que, creo yo, no le habla tanto a los niños como a los cinéfilos adultos, la calidad se impuso y es, hasta la fecha, la tercera cinta más taquillera de los estudios, gracias en gran medida a la impecable dirección de Brad Bird, quien maneja el ritmo y la cámara de forma magistral. También colabora lo entrañable de estos personajes, pues todos nos podemos relacionar un poco con los deseos de revivir nuestros mejores días como lo hace Robert, el sentido de responsabilidad familiar de Helen, las ganas de divertirse de Dash y la adorable timidez de Violet.

Por otra parte, gracias a esta película conocí al maestro Michael Giacchino, quien tuvo su debut como músico de un largometraje, cumpliendo con creces y realizando un disco que tomó a la industria por sorpresa, y que sólo Dios sabe cómo demonios ni siquiera fue nominado al Oscar, pues, como la cinta, realizó una obra apasionada y espectacular, un clásico instantáneo.

The Incredibles es para mí, sin duda, una de las mejores cinco películas de la década pasada.

Les dejo uno de los mejores temas de la cinta, los créditos finales cortesía del maestro Giacchino:

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