miércoles, 26 de agosto de 2009

Leonardo

Recuerdo una clase en la primaria en donde un maestro nos dijo: "Siempre traten de ser los mejores en lo que hagan, no importa que sean barrenderos, propónganse siempre ser los mejores barrenderos del mundo". En otra clase, creo que esta vez en la secundaria, tengo vagos recuerdos de una historia, o parábola moderna, donde el profesor nos contó sobre un niño que murió en un accidente de auto, y que siempre había llevado una vida santa. El concepto en general quedó impregnado en mi mente, y me preguntaba qué tan asequible puede ser la perfección en el ser humano. Poco tiempo después mi pregunta fue contestada cuando conocí a Leonardo da Vinci.

Acababa de mudarme a casa de mis abuelos, y con una innata curiosidad infantil entré al cuarto de los libros, de las hoy anticuadas enciclopedias, del conocimiento. Ahí habían libros de arte, los cuales hojée fascinado por lo que la creatividad humana puede lograr. Entonces descubrí que las obras que más me capturaban tenían en común a Leonardo. Para mi suerte, también había otro libro dedicado enteramente a él, y de nuevo quedé maravillado por los trazos, los rostros perfectos, un cierto misterio que me compelía sobremanera. Recuerdo que gracias a ese libro supe lo que es la proporción divina, ¿cómo no sentirse maravillado por un hombre que usa una técnica llamada así?

Con el tiempo fui aprendiendo que no era sólo pintor, sino inventor, biólogo, arquitecto... un genio, en pocas palabras. Me intrigó su vida y obra, de la cual se han escrito miles de libros, y desde entonces es mi ejemplo a seguir.

Leonardo despertó mi hambre por comerme el mundo, por intentar aprender siempre algo nuevo y aprehender lo más que pueda en el tiempo que Dios me dé. Ingenuamente, me he querido identificar con él cuando aplico la escritura rápida, o cuando en afanes narcisistas me siento tan creativo como él. Obviamente nunca nadie podrá compararse con él, pero cada que pienso en la clase de hombre que quiero ser, su rostro, su obra y su nombre llenan mi mente.

Por eso me da un poco de pena confesar que el 3 de octubre de 2007, al entrar a la Galería Nacional de Londres, ignoraba que ahí estaba la primera versión de La Virgen de las Rocas. No podría describir lo que sentí cuando la vi, pero mi cuerpo vibró por completo y... no sé. Algunos días después, en el Louvre, su grandeza me cimbró con el inquietante San Juan Bautista, la mítica Mona Lisa, la hermosísima Belle Ferroniere, la conmovedora La Virgen,el Niño y Santa Ana, y la versión definitiva de La Virgen de las Rocas.

Definitivamente, estar frente a estas obras ha sido un hito dentro de mi vida, y creo que hasta que muera, seguiré aspirando a ser alguien como Leonardo: capaz, creativo, talentoso, inteligente, apasionado... Total, que soñar no cuesta nada.




domingo, 16 de agosto de 2009

Obsesivo. Compulsivo. Detective

Quizás muchos no conozcan a Adrian Monk. Monk es un programa sobre un gran detective (y ex policía) que además es obsesivo-compulsivo y con muchas, muchas fobias. Condiciones que se vieron agravadas cuando su mujer fue asesinada en un atentado que estaba dirigido hacia él.

Desde entonces, Monk tiene que ir al psicólogo para ser tratado, además de contar con una asistente/enfermera mientras intenta regresar a la policía ayudando como detective externo en la ciudad de San Francisco, donde resuelve los casos más complicados pues, repito, es un gran, gran detective.

Muy al estilo de Sherlock Holmes, las teorías de Monk resultan increíbles y le granjean muchas burlas y escepticismo, después de todo, ¿cómo pude un hombre que está en coma haber asesinado a alguien, o que tal un astronauta mientras estaba en el espacio? La mayor parte del tiempo, Monk se quiebra la cabeza intentando resolver estos imposibles casos, pero al final siempre lo logra, demostrando su genialidad y la increíble imaginación de los guionistas.

Su condición de obsesivo compulsivo y "todofóbico" no es, sin embargo, algo trágico dentro de la serie, si no todo lo contrario. Este aspecto resulta sumamente divertido, ver a Monk intentando mantener la simetría en todos lados, o poniendo todo en orden, aún en las situaciones de más tensión, son para morirse de risa, gracias a la increíble actuación de Tony Shalhoub que le ha hecho merecedor de muchos premios gracias a este personaje.

Esta combinación de comedia y misterio, donde ninguna de las dos partes opaca a la otra, es lo que me encanta de Monk. Además me identifico hasta cierto punto, pues yo, como casi todos, también tengo mis manías, como tener todo ordenado, limpio y prolijo, entre otras cosas.

Pero lo que más me gusta -y lo admirable- es que Adrian, a pesar de sus fobias, de sus manías y de su personalidad tan extravagante, siempre termina enfrentando sus miedos, pues para él, hacer su trabajo y detener a los criminales está antes que nada. Eso, para mí, es lo más atractivo de este antihéroe tan propio de nuestros tiempos, tan alejado de la perfección, tan cercano a la locura.



PS: Monk se transmite en el canal Hallmark de lunes a viernes a las 5 de la tarde, y los domingos a las 8 de la noche

miércoles, 12 de agosto de 2009

Sólo para locos

El Lobo Estepario de Herman Hesse es una obra maestra de la literatura universal. En esta novela, Harry Haller, harto de un mundo burgués del que, después de todo, no se puede sustraer, decide que si no pasa nada extraordinario, se quitará la vida dentro de un año.

En la primera parte, un joven que lo conoció relata la impresión que Harry le dejó a pesar de que apenas y tuvo contacto con él. En la segunda, leemos el diario de Harry reproducido por este joven, y que en primera instancia nos vuelve a describir a este ser humano que desprecia la vida, las personas y su simpleza mental. En la tercera parte suceden cosas que hacen cimbrar el mundo de Harry e incluso le hacen preguntarse si, después de todo, es feliz.

Leí este libro por primera vez hace como ocho o siete años, y si bien olvidé detalles del mismo, recuerdo que me impactó sobremanera en un momento que, por mi edad, todavía necesitaba definir muchas sobre quién era, quién podía y quién quería ser. Por eso releí este libro hace unas pocas semanas, y redescubrí con cierta preocupación, que en muchos sentidos me parezco a Harry, y no sé como interpretarlo.

No sé cómo interpretar que me identifico con una persona que desprecia a los ignorantes, a los simples, a los cortos de pensamiento y espíritu. Y no es una actitud snob (todo lo contrario, detesto a los snobs, jajaja) sino algo más visceral e incontrolable.

Un hilo conductor de la historia es la búsqueda de Harry por entrar a un lugar "sólo para locos", y de acuerdo a las descripciones y actitudes descritas en las tres partes, también me puedo identificar con esa locura. Y no en el sentido de las personas idiotas que dicen "ay, estoy bien loco", "me paso", "no me mido". Si no me pareciera tan irritante esta actitud, la encontraría risible, sobre todo cuando pienso en mis adentros el miedo que les daría conocer, sumergirse y convivir con la verdadera locura.

lunes, 10 de agosto de 2009

Irónico

Y bueno, sigo reciclando textos, ganando tiempo para escribir algo nuevo... y buscando textos releo lo que publicaba hace tanto tiempo, wow, es extraño, los dejo con eso del 14 de julio de 2005, ojalá lo disfruten. Iba a poner algo más de cine, pero quiero que vean que este blog será de muchas cosas más, de todos los placeres que me llevan a reflexionar y gozar un poco mi vidita. Tschus!!

Llegó el momento de celebrar en esta nueva columna. ¿El motivo? El décimo aniversario del disco que lo comenzó todo: Jagged Little Pill, lo comenzó todo para Alanis y para mí. El disco más vendido de los 90, el disco más vendido de una mujer y el disco debut más vendido de la historia. Fue realmente un fenómeno. La conocí el 16 de octubre de 1996, bueno, "conocer" es un decir, la vi en concierto esa noche en el Auditorio Nacional, después el 3 de noviembre de 1999 en el mismo lugar, dos de los mejores conciertos de mi vida.

Desde entonces no le he perdido el paso, tengo casi todo lo que ha hecho y su música me cura el alma, con nadie canto más fuerte que con ella (¡y eso ya es decir mucho, eh!) Me encanta su música y su forma de ser. A veces creo que es lo más cercano a la perfección femenina: increíblemente madura, niña prodigio, divertida, centrada, sencilla, humilde, enigmática, abierta, artista, culta, profunda, sensible... hasta es mi gemela cósmica (o algo así se dice, ¡que nacimos el mismo día, pues!)

Podría decir tantas cosas más sobre ella, pero para eso ya tendré mi oportunidad, ya que esta columnita tendrá diez entregas, una por cada año, diez canciones que tienen especial significado para mí, porque en realidad disfruto todas y cada una de sus rolas. Pero las diez que verán, repito, son especiales en lo personal. Y es que ella, creánlo o no, ha cambiado la vida de miles de personas alrededor del mundo. En su página he podido leer testimonios increíbles: gente que ha salido de depresiones que les habían durado años, que han salido del clóset, que han dejado las drogas, que han dejado relaciones destructivas, que han superado violaciones y todo tipo de abusos, que han conocido a personas especiales... algo tiene su música que si pones atención te atrapa para siempre.

He decidido no traducir las canciones porque quiero que lo lean tal y como ella las escribió, si tienen alguna duda sobre alguna frase en especial, pregúntenme (aunque he de confesar que hasta la fecha me cuesta comprender algunas de sus frases por lo rebuscadas e ingeniosas que son)

En esta primera entrega, decidí que lo más lógico es poner la canción que lo comenzó todo para mí, la que "me la presentó". Recuerdo que en aquel entonces escuchaba Alfa Radio -jeje, todos lo hicimos alguna vez- y mi hermano quería que comprara el disco de la nueva sensación: Alanis Morissette; yo, en la total ignorancia, creí que se trataba de algún producto desechable de pop. Fue entonces que una noche, escuchando la radio, anunciaron una canción de ella; decidí escucharla para ver quién tenía razón, si mi hermano o yo. Le subí al volumen y cuando terminó la canción estaba totalmente conmovido por la música, no sabía ni madres de lo que decía pero me había conmovido como ninguna canción en mi vida. Decidí que tenía que comprar el disco, aunque fuera sólo para tener esa canción, cosa que no había hecho en mi vida ni he vuelto a hacer desde entonces. Como pude conseguí el varo y me compré el álbum Jagged Little Pill (si mal no recuerdo, en el Wal*Mart de mi colonia, antes Aurrerá) y lo primero que hice fue, obviamente, poner esa canción, el track número 10...
IRONIC
An old man turned ninety-eight
He won the lottery and die the next day
It's a black fly in your Chardonnay
It's a death row pardon two minutes too late
Isn't it ironic... don't you think
Coro:
It's like rain on your wedding day
It's a free rida when you've already paid
It's the good adviec that you just didn't take
Who would've thought... it figures
Mr. Play It Safe was afraid to fly
He packed his suitcase and kissed his kids good-bye
He waited his whole damn life to take that flight
And as the plane crashed down he thought
"Well, isn't this nice..."
Isn't it ironic... don't you think
Repetir Coro
Well life has a funny way of sneaking up on you
When you think everything's okay and everything's going right
And life has a funny way of helping you out when
You think everything's gone wrong and everything blows up
In your face
A traffic jam when you're already late
A no-smoking sign on your cigarette break
It's like ten thousand spoons when all you need is a knife
It's meeting the man of my dreams
And then meeting his beautiful wife
Isn't it ironic... don't you think
A little too ironic... and yeah I really do think...
Repetir Coro
Life has a funny way of sneaking up on you
Life has a funny, funny way of helping you out
Helping you out
---
Genial. En ese entonces sus críticos decían que nada era irónico, y tenían razón, sólo hay un caso irónico (el del Mr. Play It Safe, pero y qué con eso, se confundió con el término ¡y qué! Creo que la letra es impecable aunque hable básicamente de mala suerte y no de ironía. Además, ¿qué "pero" le encuentran a lo siguiente?:
La vida tiene una manera curiosa de pisarte
Cuando crees que todo está bien y todo está yendo bien
La vida tiene una manera curiosa de ayudarte
Cuando crees que todo va mal y todo te explota
En el rostro
¿Ningún pero? Lo sabía...

viernes, 7 de agosto de 2009

El cine Juan Orol



Y bueno, para no dejar de publicar, comenzaré a rescatar textos viejos, pero que caben perfectamente dentro del concepto de este blog, mientras preparo cosas nuevas y bonitas que espero les gusten...

Como verán, en este texto también busco los orígenes de mi amor al cine, e incluso sale a relucir de nuevo el Cine Diana y
Jurassic Park.

Sin más, los dejo con esto que escribí el 30 de junio de 2005, espero sus comentarios....

El cine Juan Orol

Hoy pasé junto al cine Juan Orol. Como ustedes saben, Juan Orol era un director de cine de la Época de Oro del cine mexicano, sus películas son ahora de culto porque son increíblemente malas; vamos, la más famosa se titula Gángsters contra Charros. Sin embargo, al público de esos años no le importaba porque, después de todo, se entretenían con sus filmes, por eso el señor Orol hizo varias películas.

Actualmente no puedo leer o escuchar sobre Juan Orol sin recordar el cine que llevaba su nombre. Desde que tengo memoria, el cine Juan Orol era una visita obligada todos los viernes por la noche. Mi tío Chava nos llevaba a mí y a todos mis hermanos. Era una sala muy sucia, donde los gatos se paseaban a sus anchas, recuerdo que me gustaba contarlos antes de que comenzara la película. Y es que no podíamos pedir mucho, los precios eran populares -muy populares, si es que cabe el término- y las cintas exhibidas tenían ya varios años de haber sido estrenadas; en ese entonces los cines más lujosos o de prestigio eran el Real Cinema, el Diana con su inmensa pantalla (ambos sobre Reforma y hoy manejados por Cinemex y Cinépolis respectivamente, en el primero vi Titanic y en el segundo Jurassic Park y Batman, hasta que un incendio lo arrasó), el Palacio Chino (a dos cuadras del Real Cinema, hoy de Cinemex) y el Dorado 70 (hoy ya no existe, estaba en Plaza Universidad y tenía una pantalla casi igual de enorme que la del Diana). También recuerdo algunas de las películas que vi ahí: El Exorcista, El Despertar del Diablo y una de Topo Gigio. Cuando regresamos de ver El Exorcista -tendría yo entre cuatro y seis años- mi hermano Chuy intentó asustarme con una muñeca al pie de mi cama, dándole la vuelta entera a la cabeza. Nunca lo olvidaré, aunque es extraño porque no me dio miedo. En ese cine sentí por primera vez un piso pegajoso, jugaba con mi hermano antes de que comenzara la cinta y escuché por primera vez el grito de "¡Cácaro!" -un grito que hoy, tristemente, se encuentra en vías de extinción.

Sí, quizás ahí nació mi pasión por el cine, tal vez más por costumbre que por convicción propia, el chiste es que no pasan tres semanas sin que visite la sala oscura. Tal vez desde entonces me encanta la espera antes de que se apaguen las luces en una sala a reventar, y es que me fascina que se llenen las salas -supongo que tanto como a los dueños de Cinemex y Cinépolis, jeje.

Hace muchos años el cine Juan Orol fue clausurado. Al principio creí que era cuestión de tiempo para que volviera a abrir sus puertas. Después se puso en venta, soñé con que alguien lo compraría y lo remodelaría para dejarlo en óptimas condiciones, pero estaba equivocado... eso fue hace más de diez o quince años. Hoy en día, el edificio sigue en pie, en la calle de Soto, colonia Guerrero. Por dentro hay un gran vacío, no están las butacas, mucho menos la pantalla, sólo cascajo; pero podría jurar que cada vez que me asomo escucho las risas de los niños y los maullidos de los gatos vagabundos.


PD: Hoy en día, en 2009, el edificio fue demolido y llevan muhco tiempo haciendo un multifamiliar, de hecho, llevan muuuuuucho tiempo, creo que ya es obra negra, pero igual siempre recuerdo lo que un día estuvo ahí, y todo lo que viví ahí.

lunes, 3 de agosto de 2009

¿Dónde está la cabra?

En el verano de 1993 se estrenó a nivel mundial Jurassic Park, de Steven Spielberg. No sé porqué, pero recuerdo que un día, en la cocina de la casa, veía la cartelera de cine y me llamó mucho la atención el anuncio "11a semana de éxito" o algó así. ¿Recuerdan que así se promocionaban las películas en los diarios?

Yo sólo sabía que era una cinta de dinosaurios de la que todo el mundo estaba hablando, no sabía bien a bien quien era Steven Spielberg, ni quienes actuaban... nada, pero aún así me llamó la atención y le pedí a mi madre que me llevara a verla ese fin de semana.

El Cine Diana, antes de incendiarse, era de una sola sala con una pantalla realmente enorme (en ese entonces recuerdo que sólo se le comparaba la del Dorado 70, que estaba en Plaza Universidad). La sala, aún en su onceava semana, estaba a reventar, afortunadamente mi madre y yo llegamos con mucho tiempo de anticipación para tener los mejores lugares (no recuerdo si fue su idea o la mía, pero hoy, 16 años después, sigo llegando muy temprano a hacer la fila para las taquilleras). Teníamos el lugar perfecto para cuando se apagaron las luces y vimos la breve e impactante secuencia inicial: el miembro de un equipo de trabajo es arrastrado hacia la jaula de un dinosaurio al que no podemos ver pero sí escuchar, hace ruidos escalofriantes, y la tensión aumenta mientras los demás hombres gritan y tratan inutilmente de salvar al desdichado trabajador.

Eso fue todo para mí, desde entonces no pude apartar la vista de la pantalla, me emocioné al escuchar la sección metálica mientras el helicóptero del Dr. Grant se dirige a una isla de imposible belleza donde sabíamos que algo igualmente imposible estaba sucediendo.

Son tantos momentos que se me quedaron grabados después de ver esta cinta tan sólo una vez. Pero sin duda el que más recuerdo es cuando la clásica escena del vaso de agua que tiembla cuando la energía se va y los visitantes, en unas camionetas con una ruta preestablecida, se quedan frente a la reja del T-Rex, encerrados en las camionetas. Unas secuencias antes habíamos visto como una cabra había sido puesta en la jaula del dinosaurio, pero éste nunca se presentaba para comer. Sin embargo en ese momento, mientras en la pantalla llueve, la energía eléctrica se ha ido y el vaso de agua comienza a temblar, recuerdo como si fuera ayer el silencio expectante en la sala de cine, recuerdo cómo el suspenso se apoderaba de todo; y entonces la niña en la película, después de voltear la jaula del T-Rex pregunta "¿dónde está la cabra?", de inmediato una pata de la cabra cae sobre el techo de la camioneta, haciendo que mi madre y las chicas de atrás pegaran de brincos y gritos, como casi lo hicieron todos los presentes, seguido de las clásicas risas nerviosas.

Nunca en mi vida había visto que la gente reaccionara así ante una pantalla plana, nunca antes había sido consciente de todo lo que el buen cine puede lograr, y fue justo en ese momento cuando caí presa de una pasión que continuará hasta mi muerte.

Pero Jurassic Park me dio todavía más. Y es que la música de John Willliams, de quien nunca había escuchado hablar, me fascinó por igual. Días después mi primo hermano Chava me regaló el primero de mis más de 40 discos del Maestro... Hasta recuerdo que estaba yo en la cama de mis tíos cuando entró a la recámara y me regaló el álbum, no sé porqué lo hizo, no sé qué le platiqué, pero hasta donde recuerdo es el único regalo que me ha hecho... me pregunto si sabe lo que significó para mí y cómo marcó mi vida y mi disfrute de la misma.

Escuchaba el soundtrack noche y día, e incluso grababa cintas de mi mismo hablando, yo era el DJ de algo a lo que le puse "Radio Pirata" (jaja), y recuerdo que de lo que más hablaba era de la música de la película. Reproducía fragmentos de algunas piezas, y luego entraba yo y continuaba con la música, y de vuelta a la música original. Mis primos hermanos llegaron a oír esas cintas, y hasta hoy a veces me hacen burla de cómo pronunciaba "Jurassic Paaark" echándole mucho estilo al asunto. Obvio que Chava está incluido entre quienes me hacen burla, y cuando lo hace él, no puedo evitar sonreír en mis adentros, pues me sigo preguntando si sabe que lo que hizo por mí aquél día....



Con este texto doy comienzo a este nuevo proyecto, uno donde compartiré mis placeres y pensamientos, mi hedonismo y mi reflexión, sobre las cosas que me apasionan, pero sobre todo centrado en lo artístico y cultural, aderezados, como pueden ver, con mi relación personal sobre lo que hablo. Así que no pueden esperar objetividad (en realidad ésta es siempre imposible), pero lo que si les puedo asegurar -modestia falsa aparte- es que mis gustos son prácticamente impecables, jajaja.

(La foto, que simplemente me encanta, es de Bradley Patrick, para la revista inglesa Empire)