lunes, 3 de agosto de 2009

¿Dónde está la cabra?

En el verano de 1993 se estrenó a nivel mundial Jurassic Park, de Steven Spielberg. No sé porqué, pero recuerdo que un día, en la cocina de la casa, veía la cartelera de cine y me llamó mucho la atención el anuncio "11a semana de éxito" o algó así. ¿Recuerdan que así se promocionaban las películas en los diarios?

Yo sólo sabía que era una cinta de dinosaurios de la que todo el mundo estaba hablando, no sabía bien a bien quien era Steven Spielberg, ni quienes actuaban... nada, pero aún así me llamó la atención y le pedí a mi madre que me llevara a verla ese fin de semana.

El Cine Diana, antes de incendiarse, era de una sola sala con una pantalla realmente enorme (en ese entonces recuerdo que sólo se le comparaba la del Dorado 70, que estaba en Plaza Universidad). La sala, aún en su onceava semana, estaba a reventar, afortunadamente mi madre y yo llegamos con mucho tiempo de anticipación para tener los mejores lugares (no recuerdo si fue su idea o la mía, pero hoy, 16 años después, sigo llegando muy temprano a hacer la fila para las taquilleras). Teníamos el lugar perfecto para cuando se apagaron las luces y vimos la breve e impactante secuencia inicial: el miembro de un equipo de trabajo es arrastrado hacia la jaula de un dinosaurio al que no podemos ver pero sí escuchar, hace ruidos escalofriantes, y la tensión aumenta mientras los demás hombres gritan y tratan inutilmente de salvar al desdichado trabajador.

Eso fue todo para mí, desde entonces no pude apartar la vista de la pantalla, me emocioné al escuchar la sección metálica mientras el helicóptero del Dr. Grant se dirige a una isla de imposible belleza donde sabíamos que algo igualmente imposible estaba sucediendo.

Son tantos momentos que se me quedaron grabados después de ver esta cinta tan sólo una vez. Pero sin duda el que más recuerdo es cuando la clásica escena del vaso de agua que tiembla cuando la energía se va y los visitantes, en unas camionetas con una ruta preestablecida, se quedan frente a la reja del T-Rex, encerrados en las camionetas. Unas secuencias antes habíamos visto como una cabra había sido puesta en la jaula del dinosaurio, pero éste nunca se presentaba para comer. Sin embargo en ese momento, mientras en la pantalla llueve, la energía eléctrica se ha ido y el vaso de agua comienza a temblar, recuerdo como si fuera ayer el silencio expectante en la sala de cine, recuerdo cómo el suspenso se apoderaba de todo; y entonces la niña en la película, después de voltear la jaula del T-Rex pregunta "¿dónde está la cabra?", de inmediato una pata de la cabra cae sobre el techo de la camioneta, haciendo que mi madre y las chicas de atrás pegaran de brincos y gritos, como casi lo hicieron todos los presentes, seguido de las clásicas risas nerviosas.

Nunca en mi vida había visto que la gente reaccionara así ante una pantalla plana, nunca antes había sido consciente de todo lo que el buen cine puede lograr, y fue justo en ese momento cuando caí presa de una pasión que continuará hasta mi muerte.

Pero Jurassic Park me dio todavía más. Y es que la música de John Willliams, de quien nunca había escuchado hablar, me fascinó por igual. Días después mi primo hermano Chava me regaló el primero de mis más de 40 discos del Maestro... Hasta recuerdo que estaba yo en la cama de mis tíos cuando entró a la recámara y me regaló el álbum, no sé porqué lo hizo, no sé qué le platiqué, pero hasta donde recuerdo es el único regalo que me ha hecho... me pregunto si sabe lo que significó para mí y cómo marcó mi vida y mi disfrute de la misma.

Escuchaba el soundtrack noche y día, e incluso grababa cintas de mi mismo hablando, yo era el DJ de algo a lo que le puse "Radio Pirata" (jaja), y recuerdo que de lo que más hablaba era de la música de la película. Reproducía fragmentos de algunas piezas, y luego entraba yo y continuaba con la música, y de vuelta a la música original. Mis primos hermanos llegaron a oír esas cintas, y hasta hoy a veces me hacen burla de cómo pronunciaba "Jurassic Paaark" echándole mucho estilo al asunto. Obvio que Chava está incluido entre quienes me hacen burla, y cuando lo hace él, no puedo evitar sonreír en mis adentros, pues me sigo preguntando si sabe que lo que hizo por mí aquél día....



Con este texto doy comienzo a este nuevo proyecto, uno donde compartiré mis placeres y pensamientos, mi hedonismo y mi reflexión, sobre las cosas que me apasionan, pero sobre todo centrado en lo artístico y cultural, aderezados, como pueden ver, con mi relación personal sobre lo que hablo. Así que no pueden esperar objetividad (en realidad ésta es siempre imposible), pero lo que si les puedo asegurar -modestia falsa aparte- es que mis gustos son prácticamente impecables, jajaja.

(La foto, que simplemente me encanta, es de Bradley Patrick, para la revista inglesa Empire)

7 comentarios:

  1. Honorable..

    Cinefila no soy, pero gracias a ti comparto el gusto por la musica de JW.

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  2. ahora imagina como se sintieron el 28 de diciembre de 1895 en Francia los pocos espectadores que presenciaron las primeras imagenes de una locomotora que se aproximaba hacia ellos y que a pesar de saber que no era real ahí estaba frente a ellos, nada más y nada menos que atrapada en una pantalla plana, el nacimiento del cine, tan sólo unos minutos de proyección y ya era espectacular!!!

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  3. En ocasiones es dificil encontrar el génesis de una pasión...

    Por eso es maravilloso que nos compartas tu experiencia, que habla de como aprecias y observas el cine, con ojos que ven más allá de lo evidente.

    Enhorabuena por el nacimiento de este blog, espero que nos sigas dando de que hablar...

    Un abrazo.

    D.

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  4. jje gracias darina, pero no tengo la espada del augurio!! jejee

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  5. Hola Juan, debo decir que me has impresionado con este blog y espero que continues asi, te deseo lo mejor ;)

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  6. Este es el blog que he estado esperando :D

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