sábado, 26 de marzo de 2011

Whatever Works, de Woody Allen

Dos años después de su estreno, llega a las salas de México Whatever Works (2009), de Woody Allen. Quizás esto se deba a que no cuenta con la pléyade de estrellas que suelen protagonizar sus cintas, como en los casos de You Will Meet A Dark, Tall Stranger (2010) y Vicky Christina Barcelona (2008); o a que por la misma razón pasó sin pena ni gloria en su estreno en las salas de los Estados Unidos, lo cual de por sí resulta interesante, ya que con Whatever Works, Allen regresó a Nueva York en medio de la etapa europea que continúa en proceso con el próximo estreno de Midnight In Paris (2011).

En esta ocasión, Woody se regodea como nunca en el pesimismo y nihilismo que ya hemos visto en su filmografía, pero llevado al extremo a través del misántropo personaje de Boris, interpretado por el magnífico Larry David, co creador y escritor de Seinfeld (para quienes no lo sepan, George Costanza está inspirado en él, y varias de sus aventuras en la serie son en realidad situaciones que David vivió), y de la hilarante Curb Your Entusiasm.

Por su altísimo coeficiente intelectual, Boris mira con desprecio al resto de la humanidad. Para él son nada, "microbios" insignificantes como la vida misma, de la cual ya ha intentado liberarse sin éxito. Sin embargo, el fortuito encuentro con una chica pueblerina podría hacer que cambie su percepción de la humanidad.

Mientras tanto, Melody, la chica pueblerina (Evan Rachel Wood en el papel más gracioso en que la he visto), ciertamente cambia su visión del mundo, nutrida por las opiniones y el estilo de vida de Boris.

Juntos, Wood y David conforman una de las mejores parejas cómicas en la filmografía de Allen. Larry David básicamente se interpreta a sí mismo elevado a la x potencia, muy al contrario de lo que la gente usualmente piensa de los recientes papeles protagónicos de Woody: que es un alter ego del director, lo cual no puede ser más falso en el caso de esta cinta, pues recordemos que los personajes interpretados por Woody (que a su vez tampoco están basados en él mismo) nunca fueron misántropos ni genios, solamente neuróticos y temerosos. Mirando por encima de esta situación, la interpretación de David es inmejorable, pues tanto él como Wood demuestran un timing perfecto y gran química. Pongan atención a la plática en las escaleras del Mausoleo de Nueva York y su final enriquecido por una efectiva edición.

A la mitad de la historia, el universo de personajes crece y se le da entrada a Patricia Clarkson como la madre de Melody, y la trama se desvía hacia ese personaje. Clarkson, como siempre, cumple con creces, y en esta historia sufrirá severos cambios cuando su intención era cambiar la vida de su hija.

Y aunque la historia de la madre de Clarkson es más que interesante, la cinta adolece cuando no vemos a Larry David, lo cual sucede durante mucho tiempo en el tercer cuarto de la historia, aunque para la recta final lo tenemos de vuelta.

Allen nos deja una reflexión sobre el azar y el sinsentido de planear nuestras vidas -sobre todo en el terreno romántico-pues irremediablemente siempre terminamos con quien menos esperábamos, y hay que aceptar cualquier cosa que funcione.

Les recomiendo no hacer caso de los argumentos de flojera inmensa cada vez que sale una nueva cinta de Woody: que si "hace mucho que no hace algo bueno", que si es una "obra menor" o cualquier otro cliché que se les ocurra. Lo cierto es que el tiempo pasa y muchísima gente que no conoce su filmografía entera se enamora de su trabajo con las obras recientes "menores" y "no tan buenas" como lo que hacía, lo cual demuestra cómo el público sin ningún prejuicio continúa descubriendo el inmenso genio del mejor autor del mundo.

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