sábado, 26 de marzo de 2011

Never Let Me Go, de Mark Romanek

Mark Romanek es uno de las personas más improbables para dirigir una película como Never Let Me Go (2010). Con una gran reputación como director de videos musicales (incluido "Scream" de Michael y Janet Jackson, el más caro en la historia) Romanek ha trabajado con artistas como Nine Inch Nails, Beck, Madonna, Johnny Cash, Jay-Z, Coldplay, R.E.M. y David Bowie.

Sin embargo, Never Let Me Go es una historia muy alejada del perfil o prejuicio que podríamos tener sobre el director, y al final termina pasándole factura hasta cierto punto.

La cinta se basa en una novela de Kazuo Ishiguro, y al parecer fue una novela muy bien recibida y hasta venerada, aunque en lo personal me enteré de su existencia gracias a este filme. La trama mezcla elementos de ciencia ficción, pero no como la conocemos tradicionalmente, sino apenas un matiz que, no obstante, resulta clave en el desarrollo y final de la historia.

Durante la primera mitad, y mediante una dirección sencilla, Romanek entrega una tierna historia de amor infantil y de crecimiento en circunstancias bastante especiales, donde los tres protagonistas viven en un microcosmos literalmente extraordinario. Sin embargo, la vida los separa y en la segunda mitad vemos la historia de su reencuentro, el cual presentará pruebas bastante difíciles para ellos, grandes pruebas de redención, perdón y resignación.

A pesar de la profundidad y romanticismo de la cinta, ésta carece de ritmo y de un verdadero clímax, pues es bastante predecible, aunque sí conduce a un final desgarrador.

Previo a ver este filme, había leído en más de una ocasión que los protagonistas Keira Knightley, Andrew Garfield (mejor conocido hasta el momento como el co-creador de Facebook en la magnífica The Social Network (2010), además de ser el nuevo Hombre Araña) y la ganadora del BAFTA, Carey Mulligan; sin embargo, para mí es esta última quien se luce una vez más con ese rostro de vulnerabilidad e inocencia, pero con mucho carácter, borrando del cuadro a sus co-estelares, y cargando con las escenas más emotivas del filme.

Never Let Me Go es una película con tantos aciertos como desaciertos, que termina siendo irregular. No obstante, vale la pena por los aciertos, por un guión con una premisa tan original como interesante, por el debut cinematrográfico de un director con mucho talento, y por seguir la carrera de dos grandes actores que podrían marcar época, como los son Garfield y Mulligan.

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