Es una película smipaticona, suficientemente entretenida pero pobremente escrita. Con buenos chistes de vez en cuando. Sin embargo, cintas como las de Brad Bird (The Incredibles y Ratatouille) o Cómo entrenar a tu dragón (2010) han demostrado que se necesita algo más inteligente y desarrollado. Desgraciadamente, las cintas animadas infantiles (en todo el sentido de la palabra) casi nunca generan pérdidas, por eso siguen reproduciéndose como plaga.
Eso sí, se ve increíble; el trabajo de animación es buenísimo.
Eso sí, se ve increíble; el trabajo de animación es buenísimo.
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